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viernes, 10 de junio de 2016

EL CASTILLO FORGA

Reseña sobre el Castillo Forga o "Casa "Blanca"

Construido en 1908, el Castillo de Mollendo conocido en sus mejores épocas como "la casa blanca", pasó de ser propiedad privada de la familia Forga a comienzos del siglo XX, a manos del Estado. Hoy se desmorona y si nadie toma la iniciativa de recuperarlo, pronto desaparecerá del paisaje mollendino.

Miguel Forga Barnack, inmigrante español, hizo fortuna con lana de alpaca a inicios del siglo XX. Refieren los viejos habitantes de Mollendo que al Castillo Forga llegaban en barco ministros y embajadores, y alguna vez las hijas del presidente Leguía, a hospedarse y pasar fastuosos días veraniegos frente al mar. Las comidas procedían del hotel "Bolívar", y las orquestas integradas por negritos -al decir de los aristócratas- también venían de la capital. En coche especial del tren, llegaba igualmente la más selecta sociedad arequipeña. El pueblo compuesto por cobrizos pescadores y estibadores, de modestas casitas de madera y calamina, con buen sentido del humor, apodaba a la imponente mansión, levantada a la distancia y sobre un macizo peñón frente a un mar de olas montañosas, "la casa blanca", por el color de piel de sus huéspedes.

Tan bella residencia de aires palaciegos fue fruto en realidad de la bonanza que trajo al sur la exportación de la lana de alpaca en los inicios del siglo XX. En efecto, Miguel Forga Barnack, un inmigrante español afincado en Arequipa, hizo la América comprando esta materia prima, a la que con sentido pionero abrió mercado en Europa. A su muerte, su hijo José Miguel heredó el negocio exportador y quiso tener la más original residencia de descanso frente al océano. Mollendo era, por entonces, obligado puerto de Arequipa y lugar terminal del ferrocarril del sur.

La obra, de diseño ecléctico, porque hay una fusión de estilos, fue inspirada y realizada por Alberto Cornejo Iriarte, un notable arquitecto arequipeño graduado en España y autor de varias obras monumentales que aún perduran en la ciudad del Misti. Comenzó a construirse en 1908 y posiblemente dos años después estuvo concluida.

Pero el tiempo transcurre, mucha historia pasa respecto a su propiedad. Los Forga entraron en dificultades económicas y el castillo terminó en poder del Estado. Algún tiempo sirvió de cuartel militar y luego, en pasaje no muy esclarecido, bajo el segundo gobierno de Manuel Prado, asumió su propiedad el arzobispo Leonardo Rodríguez Ballón. El clásico chismorreo arequipeño siempre ha querido encontrarle relación a este hecho con la nulidad del matrimonio religioso que obtuvo Prado desde el Vaticano para contraer segundas nupcias.

Ya en la década del sesenta se cometió la atrocidad de construirle como vecino un moderno edificio para monasterio de monjas que contrasta con sus líneas semejantes al medioevo, restándole majestuosidad. El monasterio ya no existe y el edificio nuevo -en este caso Dios sabe lo que hace- también está en ruinas. Hoy se encuentra el llamado Castillo Forga en total abandono y ruinoso estado, casi a punto de venirse abajo por las reiteradas fracturas de sus techos y paredes, agravadas por el sismo del 2001 que asoló la región.


LAS PELEAS DE GALLOS


                                                                   
LAS PELEAS DE GALLOS

La afición a los gallos de pelea es tan popular como antigua. Esta afición se remontaría, según datos, al año 1283 a.C. Se cuenta que Alejandro Magno hacia apreciar a sus tropas una lid de gallos antes de ir a la guerra, como una arenga para que no desmayen en sus propósitos y que había que luchar y nunca rendirse.

Esta afición, con un arraigo increíble pasó de pueblo a pueblo. Al Perú llegó en la Colonia y se extendió por todo el Virreinato. El poeta José Gálvez en su libro, "Las Calles de Lima" y "Los Meses del Año", recopila testimonios de las peleas de gallos en la capital, oficializándose a principios del siglo XVII. El arraigo fue tan grande en el ambiente provinciano y familiar que inspira a Abraham Valdelomar a escribir "El Caballero Carmelo".

Arequipa no escapó a su influencia convirtiéndola en una estampa costumbrista, que no podía faltar al conmemorarse la fiesta del Santo Patrón del Pueblo. Pasaron los años y la pelea de gallos se hace dominical y donde estos corajudos animalitos, con un peso de 3 a 5 libras (1 kilo 360 gramos y 2 kilos 270 gramos aprox.),en la actualidad pelean entre 10 a 12 minutos.



LAS PELEAS DE TOROS

Las peleas de toros en Arequipa Constituyen un aspecto esencial de la personalidad folklórica de este pueblo amante del trabajo, sensible a las manifestaciones artísticas y de rebelde espíritu ante las injusticias. En el fondo se trata de una fiesta popular que altera la monotonía de lo cotidiano y que además sirve para volcar refrenados sentimientos de identificación con el coraje.

Las peleas de toros de la llamada Ciudad Blanca por haber sido el sillar, espuma de la lava volcánica, la materia prima de las edificaciones de sus casonas, templos y conventos, son únicas en el mundo, aunque esta verdad no influye mayormente en el espíritu de quienes se deleitan con su realización, sirven sin embargo de un gran estímulo para cada día mejorar sus programaciones.

Nació esta fiesta de la manera más espontánea, de los hombres laboriosos de su campiña hermosa y otrora vasta, fecunda, lozana. Los campesinos solían recurrir a ella para alternar sus largos días de agotadoras faenas de labranza con horas de emoción y de euforia.

Hace muchísimos años uno de esos pioneros, Guillermo Paucca, recorría chacra tras chacra, solicitando la cooperación de sus dueños mediante el préstamo de siquiera un toro a fin de organizar un programa de peleas entre astados.

Al descubrir la forma como se embestían, estos toros seguían atados al yugo, pues esporádicamente eran llevados al campo de combate.

Poco a poco se fueron haciendo parte integrante de la vida del chacarero, quien recurrió a ellos para celebrar con toda pompa el aniversario del distrito o de su pueblo o la f fiesta del santo patrono de la comunidad. También recurrió a sus peleas para animar fiestas populares de beneficio, como por ejemplo para recaudar fondos destinados a la construcción de obras comunales.

El tractor desplazó a los mansos bueyes y erigió en grandes toros como verdaderos gladiadores. Ya no trabajaban, eran mantenidos en celo y sometidos a preparación f física antes de cada contienda.

Los bañaban y hasta les suministraban vitaminas. Uno de los toros más famosos ha sido "Menelik". Fue un toro asesino pues ensartaba con sus astas a su rival de tumo y lo levantaba en vilo, desgarrándole el cuello o la misma cabeza.

Sus combates y su fama han trascendido suelo nacional. Ellos, los cornúpetas, seguirán peleando entre sí con toda fuerza pese a todo avance del progreso por su "dama", una vaquillona.

El programa de peleas de toros más importante tiene lugar el 15 de Agosto de todos los años, por homenaje a la fundación española de Arequipa, realizada ese día de 1540. El coso revienta de aficionados y de visitantes del país y del extranjero, siendo también centro de las festividades de la mayoría de los distritos tales como: Sabandía, Characato, Socabaya, Yumina, Tiabaya, etc.


CREENCIAS - COSTUMBRES Y TRADICIONES


CREENCIAS

Es notable su acendrado fervor religioso hacia La Virgen Santísima, palpable en sus antiguas advocaciones de la candelaria en los santuarios de Cayma y Characato, así como a la patrona de la ciudad Nuestra Señora de la Asunta en la catedral de la ciudad y la devoción a La Virgen de Chapi en Polobaya quien se a convertido desde inicios de siglo xx en símbolo de amor y fervor religioso a La Virgen María y en vinculo unificador de los arequipeños. Entre sus devociones a Cristo destacan el Señor de la Caridad quien es el patrón de la ciudad, El Señor del Gran Poder, Jesús de la Sentencia y la devoción a la ilustre beata arequipeña Ana de los Ángeles de Monteagudo



VIRGEN DE CHAPI

La veneración a la imagen de la Santísima Virgen de Chapi es una de las devociones más fuertes en el sur del Perú, esta imagen recordando la Purificación de la Virgen María es de factura española y fue traída a este continente, probablemente, a principios del siglo XVIII.

La devoción a la Virgen de Chapi es tan antigua como su origen, según una antigua historia fue la virgencita la que se dio el nombre de Chapi: la imagen estaba destinada a una iglesia de un pueblo cercano a Arequipa, y esta imagen era trasladada por una comitiva desde las costas hacia el lugar de destino a través de los áridos valles sureños, pues bien, en el camino la comitiva escuchó que las siguientes palabras provenían de la imagen "¡¡Chaypi, Chaypi!!", otros escucharon "¡Chajchay llallapi!" y otros "¡Chaj llallápi!", expresión que según los entendidos provienen del quechua y del aymara, lenguas que se hablan aún en el Perú, y que todas expresan más o menos lo mismo: "Aquicito nomás", "aquí, aquí", "aquí nomás" fueron entonces estas mismas personas los que dijeron que "la Virgen no sólo quiere quedarse aquí sino que se ha dado el nombre".

Ésta es la razón por la cual el Santuario erigido en honor a esta imagen ha estado en medio de los cerros desérticos de la localidad de Chapi, a 60 km de la ciudad de Arequipa; hoy, a causa del terremoto sufrido en Arequipa en el año 2001 la imagen ha sido trasladada a la ciudad.

A partir de ese momento probablemente se comenzó a conocer esta imagen con el nombre de la Virgen de Chapi. A esta imagen de Nuestra Señora el pueblo arequipeño la denomina "la mamita" de Chapi, en alusión al rol maternal de María con nosotros sus hijos.

El 2 de febrero de 1985 el Santo Padre Juan Pablo II visitó la ciudad de Arequipa para coronar la imagen de la Virgen de Chapi, como recuerdo de su paso y luego de besar al niño y a María, el Santo Padre le dejó un rosario de recuerdo.

Son muchos los milagros que se le atribuyen a "la mamita", desde diversas curaciones hasta hacer llover en tiempos de sequía. 


DANZAS Y BAILES

Arequipa tiene una gran variedad de danzas y manifestaciones musicales que se complementan con la vestimenta multicolor de los bailarines y bailarinas. Las danzas más características son el Carnaval Arequipeño, danza grupal típica de la celebración de los carnavales y del aniversario de la fundación de la ciudad (15 de Agosto); el Yaraví de origen quechua y la Pampeña considerada como el huayno primitivo, en el que los danzarines visten de chacarero (Persona que trabaja y vive en una chacra o granja). 




AREQUIPA PICANTES Y PICANTERIAS

A mediados del siglo XX, establecidas tanto en la ciudad como en los alrededores, las picanterías mantenían el sello originario. “Son verdaderos restaurantes populares en los que la bebida es la clásica chicha de Arequipa. El almuerzo y la merienda con un vaso de chicha comporta 20 centavos cada uno”, reseña Alberto de Rivera.


En el otro extremo de la oferta culinaria estaban restaurantes como el “Bar Botazz” (calle San Francisco), el “Salón Centenario” y el “Café Roma” (ambos en la calle San Juan de Dios), y chifas como el “Man Shang” y el “Gran Chifa Restaurante de Kuong Tong” (ambos en la céntrica y bullente Mercaderes), además de pastelerías como “Esmeralda” y el “Café Ritz”, localizadas las dos en San Agustín.

Avecindado desde tiempos inmemoriales en Arequipa, el camarón de río (Cryphiops caementarius) fue ganando prestigio en la mesa al tiempo que su hábitat fue tomando progresiva distancia de la ciudad: costos del progreso, que les dicen.

Al realzar la riqueza de las aguas del río Chili, Ventura Travada y Córdova refería que hacia mediados del siglo XVIII, en su recorrido desde Uchumayo hasta desembocar en el mar, entre los antiguos puertos de Quilca y Aranta con el nombre de río Vítor, en él había “los más regalados y grandes camarones”.

También era posible encontrar camarones en el curso citadino de esas mismas aguas, como consigna Mateo Paz Soldán alrededor de un siglo más tarde, pero los de Uchumayo eran “de una desmesurada magnitud y excelentes al paladar”.

Nada señala que ya entonces se hiciera con ellos lo que Mario Vargas Llosa define como“candentes chupes en los que sobresalían unos monstruos crustáceos, de cáscara rojiza y pinzas articuladas que me fascinaron“.